top of page
Buscar

¿Te cuesta soltar el control? Esto no va solo de organización

  • Foto del escritor: Selene
    Selene
  • 22 ago
  • 3 Min. de lectura

“Si no lo controlo, algo va a salir mal”


Quizás lo has pensado muchas veces.

Quizás no lo dices en voz alta, pero lo sientes:


Si no te encargas tú, no se hace.

Si no lo supervisas todo, algo se rompe.

Si no lo tienes bajo control, no puedes relajarte.


Y con el tiempo, lo que empieza siendo una forma de orden… se convierte en un modo de vida.Uno agotador.


ree

La trampa de “tenerlo todo bajo control”


Controlar parece una forma de estar a salvo.

De evitar errores, de anticiparse, de protegerse.


Pero el problema es que nunca es suficiente.

Siempre hay algo más que prever, que ajustar, que revisar.

Y eso te mantiene en alerta constante.


Lo llamas responsabilidad. Pero a veces es miedo.

Miedo a que si no lo sostienes tú, algo se desmorone.

O peor: que se desmorone tú.


¿Qué hay detrás de la necesidad de control?


Controlar no es solo una manía.

Es una estrategia de supervivencia que muchas veces viene de:


  • Haber crecido en entornos impredecibles o inseguros

  • Haber tenido que asumir responsabilidades muy pronto

  • Vivir situaciones donde el descontrol fue sinónimo de daño

  • Aprender que estar en calma es un lujo que no te puedes permitir

  • Sentir que si no lo haces perfecto, decepcionas.


El control, en realidad, es una forma de protegerte.

El problema es cuando se convierte en una cárcel interna.


Señales de que necesitas soltar (aunque cueste)


  • Haces listas para todo, pero no consigues descansar

  • No soportas la incertidumbre o los cambios de planes

  • Prefieres hacer tú algo “rápido y bien” antes que esperar

  • Sientes ansiedad cuando no puedes prever lo que va a pasar

  • Te juzgas mucho cuando algo sale distinto a lo que planeaste

  • Te cuesta delegar, aunque confíes en la otra persona


Y lo más importante: aunque “funciones”, no disfrutas.

Porque tu cabeza nunca se apaga.


¿Cómo empezar a expresarte sin culpa?


Aquí van algunos pasos que pueden ayudarte:

  1. Escúchate antes de hablar¿Qué estás sintiendo? ¿Qué te ha dolido, molestado o removido? Ponerle nombre a la emoción es el primer paso.

  2. Valida tu emociónNo necesitas justificarla. Si algo te ha dolido, es válido. No es exagerado ni débil.

  3. Elige un momento adecuadoNo hace falta que sea inmediato. A veces, esperar un poco para tener claridad ayuda a expresarte mejor.

  4. Usa frases que hablen desde ti“Me he sentido así cuando ha pasado esto”, “Para mí ha sido incómodo cuando…” Hablar desde lo que sientes, no desde lo que el otro ha hecho mal, abre el espacio al diálogo.

  5. Recuerda que no tienes que explicarte de másUna emoción no necesita una tesis. No necesitas convencer. Solo comunicar.


Soltar no es rendirse. Es confiar.

No se trata de dejarlo todo al azar.

Se trata de aprender a vivir sin la necesidad de controlar cada paso.


Y eso implica:

  • Aceptar que no puedes con todo

  • Reconocer que equivocarte no te hace menos válida

  • Permitirte descansar aunque no esté “todo hecho”

  • Dejar espacio a lo espontáneo, incluso si te da miedo

  • Pedir ayuda, sin sentir que es una debilidad


Soltar no es desorganizarse. Es desactivarse un poco para respirar.


¿Se puede aprender a soltar?


Sí.

Y no es un proceso inmediato.

Es un trabajo de conciencia, de historia, de límites, de autoestima.

Y sobre todo, de seguridad interna.


Porque cuando estás más segura dentro, necesitas menos control fuera.


En terapia puedes aprender a confiar sin exigirte tanto


En Selene Psicología trabajamos con personas que viven con el piloto de control activado todo el día.

Y lo hacemos sin juicios, sin presión, y con mucho cuidado.


Porque entendemos que detrás del control hay heridas.

Y que aprender a soltar puede ser una forma de sanar.


Puedes hacerlo de forma presencial en Valladolid o desde donde estés, online.

Con un equipo que te acompaña a tu ritmo.


 
 
 

Comentarios


bottom of page