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Por qué dejar de evitar los conflictos

En las relaciones interpersonales, es normal que surjan momentos de desencuentro y conflicto entre las partes, por muy sana que sea la relación. Más que la existencia o no de conflicto, lo que determina el estado de salud de la relación es la forma de gestionar y reparar los conflictos.


A menudo, tendemos a evitar conflictos, creyendo que esto será positivo para nuestra pareja, amistad o relación familiar. Pero, ¿realmente nos ayuda evitar conflictos? ¿Por qué es mejor dejar de evitarlos?



Estilos de gestión de conflictos


Para entender mejor la importancia de enfrentar los conflictos, es útil conocer los diferentes estilos de gestión de conflictos:

  • Estilo complaciente

  • Estilo colaborativo

  • Estilo comprometido

  • Estilo competitivo

  • Estilo evitativo


Cuando nos negamos a lidiar con un conflicto, estamos empleando un estilo de gestión evitativo. Este es un estilo muy común, pero al evitar la confrontación, no estamos resolviendo el problema. Simplemente lo ignoramos, y el conflicto persiste.



¿Cuándo estamos evitando un conflicto?


Evitar un conflicto no siempre significa ignorarlo abiertamente. A veces, quien evita el conflicto actúa de manera pasiva (accediendo a los deseos de la otra parte o declarándose incapaz) o de forma agresiva (no aceptando su parte de responsabilidad e inculpando a la otra parte).


Dentro del estilo evitativo, se pueden identificar varias estrategias que usamos para no confrontar a la otra parte:


  • Apaciguar: “No te preocupes, no pasa nada”, “Si en el fondo es lo mismo que tú dices”, “Bueno, dejémoslo así...”

  • Evadir: “Yo no sabía”, “No me he dado cuenta”, “No puedo hacer nada”, “No me afecta”, “No me importa”, cambiar de tema…

  • Inculpar: “Pero es que tú hiciste...”, “La culpa es de ella”, “Si tú no hubieras hecho...”

  • Predicar: “Deberías haber hecho...”, “Lo que tienes que hacer es...”





¿Por qué no evitar el conflicto?


Cuando no expresamos lo que sentimos para evitar un conflicto, no somos respetuosos con nuestras necesidades y podemos perpetuar o empeorar la situación desagradable para nosotros.


Al guardar nuestras emociones en una "olla exprés sin válvula", corremos el riesgo de que estas exploten en algún momento.


La solución pasa por aprender un estilo de afrontamiento asertivo, en el que:

  • Reconocemos nuestras emociones, pensamientos, deseos y necesidades.

  • Somos conscientes de nuestro estilo de confrontamiento.

  • Aprendemos a expresarnos de forma respetuosa con nosotros mismos y con los otros.

  • Escuchamos e identificamos las emociones, pensamientos, deseos y necesidades de la otra parte.

  • Colaboramos juntos para llegar a un compromiso en el que todas las partes involucradas se sientan tenidas en cuenta.


Si piensas que tienes problemas de comunicación, confrontar los conflictos interpersonales te genera mucha ansiedad, o te has dado cuenta de que evitar conflictos te está generando consecuencias negativas, puedes contar con nuestro equipo de psicólogos sanitarios en Selene Psicología, tanto en Valladolid como online.



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